Hola, me llamo Rocky, tengo 8 años y hace tres fui adoptado de la perrera a poco días de ser sacrificado. Tras cinco años dando mi cariño y mi vida a una familia me dejaron tirado en una jaula fría y desoladora, esperando a que llegase mi final. Hasta que 15 días después de mi encierro, una familia vino a recogerme gracias a una foto que vieron en algo que ellos llaman Facebook. No sé lo que es, pero alguien subió mi foto y ahí comenzó la nueva historia de mi vida. Estaba tan triste y malito en esa jaula que no quería ni levantarme, pero mi nueva amiga no desistió y me acarició la cabeza hasta que me dí cuenta que me quería de verdad. Oía cómo la ofrecían otros perros que se tiraban contra la verja, sanos y fuertes pero ella decía que no, que quería a Rocky, así que me levanté y me fui con ella a su casa. Los primeros meses seguía muy triste, no tenía confianza, no ladraba, tenía mucho miedo de que me volviesen a abandonar, pero allí estaban mis nuevos amigos dándome cariño, comprensión, la confianza que necesitaba para volver a comportarme como un perro. Aprendí a quedarme solo en casa sin miedo a que no volviesen a ella, a andar por la ciudad, a no tener miedo a esos gigantes que llaman autobuses, a comunicarme con otros perros sin tener miedo. Ahora tres años después soy un perro feliz y sé que aquí estaré hasta el último día de mi vida con mis grandes amigos.
Hola me llamo Duna y tengo tres años. Cuando tenía apenas tres meses me recogieron de la calle. No saben quiénes son mis padres, quizás algún gato callejero de la colonia del barrio. Puede ser algún gato abandonado que terminó viviendo allí, quién sabe. Lo que sí sé es que hace tres años pasé de vivir en la calle con frío, al abrasante sol y bajo la lluvia a vivir en una casa confortable, con mi cuenco de comida y agua y mi buenas raciones de mimos. Cómoda estoy un rato largo, hago lo que quiero, me duermo dónde quiero. Soy la auténtica reina de la casa. Como buen felino saco mi genio cuando hay que sacarlo pero al igual que mi mejor amigo Rocky, soy feliz.
Me llamo Simba, tengo 9 años y hace unos pocos meses me sacaron de la perrera donde me dejaron. He estado en casa de acogida hasta que mi nueva familia me adoptó. Todavía me estoy acostumbrando a mi nueva vida, no quiero estar solo, lo paso muy mal, tengo mucho miedo de verme encerrado entre esos barrotes otra vez, pero poco a poco y con la ayuda de mis nuevos amigos lo iré superando.
Estas son nuestras historias, las de tres animales víctimas del abandono, la falta de concienciación con temas como la esterilización y víctimas del capricho y un mundo en el que nuestras vidas valen muy poco.
No pedimos mucho, solo queremos una ley que nos proteja ante los abusos que muchos humanos (que no se merecen esa categoría) nos someten, que las perreras se conviertan en protectoras con el sueño de que ningún animal más sea sacrificado por el capricho de un humano, Que nos respeten tal como somos, que no importe la raza o un defecto físico. Que respeten nuestra vejez y necesidades en ese último período de nuestras vidas, ¡no queremos ver más abuelos en las perreras!. Queremos humanos responsables que nos cuiden, son una parte importantísima de nuestro mundo, que piensen antes de llevarnos a casa la gran responsabilidad que es tenernos a su cargo. Queremos que nos lleven al veterinario cuando estamos malos y que no nos dejen sin las medicinas que necesitamos, Que las tiendas dejen de vender animales en jaulas de cristal a precios desorbitados, hay muchos en la calle esperando un hogar y que la gente adopte en vez de comprar. Queremos el respeto que merecemos, que nos cuiden y nos protejan. Peor sobre todo queremos que nos esterilicen, que no nos dejen tener cachorros a diestro y siniestro, somos animales y no humanos, nos basamos en nuestro instinto. No nos pasa nada por no ser padres, ¡DEJAD DE HUMANIZARNOS! Tratadnos como lo que somos perros, gatos, conejos, pájaros, tortugas. Todos somos especies diferentes, con nuestras distintas necesidades. Entendednos como nosotros os entedemos a vosotros. Educad a vuestros hijos, sobrinos, nietos, alumnos... en el respeto a los animales desde pequeños. Recordad que ellos son el futuro, son los que cambiarán el mundo.
Solo pedimos una convivencia feliz y pacífica en este mundo que puede ser tan bonito. Alegría, luz y color para todos.
Por último queremos dar las gracias a todos aquellos que día a día van de voluntarios a perreras y protectoras a cuidarnos, a los que donan comida, a esos fotógrafos que nos comparten por las redes sociales, a todos aquellos que les preocupa nuestro bienestar y a esas familias responsables que nos dan otra oportunidad siendo la definitiva.
Fdo: Rocky, Duna y Simba.
ADOPTA NO COMPRES
PD: En el margen derecho de La Caverna de Platonin hay enlaces al contacto de protectoras y perreras que existen en Cantabria.
Mi deseo personal es que todos los animales que están sufriendo en este momento tengan la oportunidad que han tenido mis tres peludos. También quiero hacer un recuerdo especial a mi conejita Boo (que nos dejó el año pasado) que fue abandonada con 9 meses en el veterinario, y que durante dos años cuidamos, mimamos e intentamos quitarla los traumas con los que venía hasta que el cáncer se la llevó de nuestro lado.